El reciclaje de los metales no férricos

La chatarra no ferrosa, tal como su nombre indica, es aquella que proviene de metales no férricos, es decir, que no se genera en la producción o transformación del hierro y sus derivados; sino que tiene como origen otros metales o aleaciones como los metales preciosos,  el zinc, el níquel o el plomo entre otros.

Tanto para su reciclado como para su almacenaje y uso, los metales no ferrosos se clasifican por su densidad, donde encontramos:

  • Pesados: con una densidad de al menos 5kg/dm3, como el estaño, cobre o cobalto.
  • Ligeros: de densidad entre 2 y 5kg/dm3, el titanio y el aluminio, por ejemplo.
  • Ultraligeros: densidad inferior a 2kg/dm3, que es el caso del magnesio.

Chatarra férrica y no férrica

Como chatarra, es menos frecuente que la procedente del acero y el hierro (ferrosa) ya que su valor en el mercado es más alto. No es de extrañar encontrar en ella incluso residuos de metales preciosos como oro y platino, empleados en equipos electrónicos.

Aunque su recuperación suele ser más compleja, es igualmente necesaria para evitar la continua extracción de materias primas velando así por el medio ambiente. Además, algunos de estos metales no férricos, necesitan ser combinados con restos reciclados para la fabricación de nuevos metales, por lo que cada año se recuperan millones de toneladas de chatarras no ferrosas que serán usadas en fundiciones, refinerías y en la elaboración de lingotes.

La industria del reciclado de metales está en continuo crecimiento y su funcionamiento es  de lo más eficiente de manera que se pueda abarcar todo de menor a mayor envergadura: las pequeñas empresas compran la chatarra de la que se abastecerán después las grandes plantas de reciclaje a nivel nacional e internacional.

¿Cómo se reciclan los metales no férricos?

 

El proceso de reciclaje de residuos no férricos se puede dividir en 3 etapas:

  • Clasificación: Se refiere a la separación de las distintas clases de metales no ferrosos entre sí y de otros materiales susceptibles de ser recuperados (plástico, papel…)

Para ello entran en juego las fragmentadoras con tambores magnéticos rotatorios para filtrar y aislar los metales no férricos de los férricos. Pero no es el único método: también se emplean corrientes eléctricas, aire a alta presión y sistemas de flotación en líquidos. Cuantos más exhaustivos sean los procesos a los que podamos someterlos, mejor clasificación obtendremos.

 

  • Cizallado y embalaje: Es el proceso de cortar la chatarra en pedazos más manejables por medio de máquinas hidráulicas y proceder a la compactación de los mismos en bloques que nos faciliten su transporte.

 

  • Fundición: En este punto, los materiales recuperados se fundirán en altos hornos, se verterán en moldes adecuados para hacer lingotes que posteriormente se transformaran en planchas de metal o tubos, según para lo que sean requeridos y así fabricar nuevos productos.

Lo interesante de la reutilización de las chatarras no férricas es que se pueden reciclar sin apenas pérdidas de sus propiedades originales. Además son tan versátiles que pueden tener tantos usos como posibilidades de combinar estos metales existen.

¿Qué opinas sobre el reciclaje de los metales no ferrosos? ¿Conoces otros que no hayamos mencionado en el artículo? Déjanos tus comentarios y opiniones al respecto del reciclado de estos materiales.

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